martes, 22 de diciembre de 2009

Crónica de un regreso no anunciado

Cuando se deja de sentir ese pequeño hormigueo el estómago al aproximarse un nuevo viaje, quiere decir que la vida ya no es igual, surge entonces esa tonta idea de no querer volver a donde se ha sido feliz. Se trata de una simple cuestión de cobardía que nace del no querer aceptar que el paso del tiempo ocasiona cambios en las personas, en el paisaje, y en todos los elementos que otrora integraron el ambiente del lugar donde se vivió esa miniserie tan deliciosa.

Sin embargo los motivos del regreso prevalecen, porque ese cosquilleo del pasado se transforma en una lágrima contenida que ninguno de los otros pasajeros que observan al “Ulises” que regresa a casa puede comprender los motivos de su melancolía, quizá pensando que el viaje es el olvido de una relación amorosa con una mujer o alguna otra cuestión banal. Mas el amor por la familia es grande y pega fuerte con los que sabes que están, con los que vienen en camino y hasta con los que aún no tienen nombre, pero que verán la luz en años próximos.

Se quiere pensar que ese es el famoso espíritu navideño, el original, ajeno a cualquier hipocresía social o fin económico y que se fundamenta en los genes más cercanos, en los que están construyendo el presente con los cimientos de la madre antecesora, esa que a un año de despedirse dejó los almácigos llenos de buena semilla que cubrirá de vida los campos húmedos del verano, porque esa fuerza se siente en cada delicado aroma a eucalipto, en las miles de flores que asoladas por el viento serpentean cada otoño las pendientes y lomas donde los pequeños truanes las recorrían a prisa con su perro pastor siempre a un lado.

El pasar la navidad con los que por amor quieren estar contigo es el mejor regalo de todos, aunque el duelo no haya concluido y el espíritu se quiebre al recorrer los valles, lagos y montañas de esta maravillosa tierra.

FELIZ NAVIDAD

domingo, 20 de diciembre de 2009

November Rain

Cuando miro dentro de tus ojos
puedo ver un amor contenido
pero cariño, cuando te tengo
sabes que no siento lo mismo

por que nada dura por siempre
y nosotros dos sabemos que el corazón puede cambiar
y es dificíl tener una vela
en esta fria lluvia de noviembre

Hemos estado a través de esto un largo, largo tiempo
simplemente tratando de matar el dolor

pero los amantes siempre vienen y los amantes siempre se van
y nadie está realmente seguro de a quién esta dejando ir hoy,
alejándose

si pudiéramos tomar el tiempo
para dejarlo en la línea
podría descansar mi cabeza
simplemente sabiendo que fuiste mia
toda mia
pues si quieres amarme
entonces cariño no te contengas
o simplemente terminaré caminando
en la fría lluvia de noviembre

tu necesitas tiempo... en tí misma
tu necesitas tiempo... sola
todos necesitan algo de tiempo

Sé que es difícil tener un corazón abierto
cuando hasta los amigos parecen herirte
pero si pudieras curar un corazón roto
no habría tiempo fuera de encantarte

Aveces necesito tiempo... para mi sólo
aveces necesito tiempo... sólo
todos necesitan algo de tiempo
para sí mismos

y cuando temes hundirte
y las sombras aún permanescan
sé que puedes amarme
cuando no hay nadie a quien culpar
pues no importa la oscuridad
aún podemos encontrar un camino
por que nada dura por siempre
hasta la fría lluvia de noviembre

jueves, 26 de noviembre de 2009

MUJER CON SOMBRERO




Mujer con Sombrero

Cierta tarde mientras veía caer el sol en el Mayab me pregunté cuándo había sido la primera vez que me asomé por el universo de lo femenino?. La pregunta se recrudeció meses más tarde cuando recibí una fotografía de una hermosa mujer con sombrero que tenía la vida manando hacia sus adentros.
A la pregunta le sucedieron una serie de reflexiones, algunas acuñadas por la experiencia, otras por la imaginación, pero la mayoría eran producto del anhelo añejo y subjetivo de la existencia de las medias naranjas.

Y en las cavilaciones vislumbré un mundo lleno de contrariedades, un universo fantástico en muchos aspectos, gobernado por una topografía no apta para cualquiera, dado que los hombres de mente débil llegan a perder la autenticidad, tranquilidad y paz interior transformándose paulatinamente en misóginos adictos a la voluptuosidad, hasta que llega cierto día en que el “Horla” les visitada a cada noche de una manera incesante y su alma queda mas vacía aún que sus bolsillos.

Con gran alivio el ocaso mostraba que el universo de lo femenino mas allá de ser un mundo de adicción que permanece por años o capítulos de la vida, es un espacio fabuloso para el crecimiento espiritual. Entre las probables explicaciones innecesarias que se formularon, supuse que por esta razón que los orientales siempre han conceptualizado el mundo y la vida como un balance armonioso entre lo masculino y lo femenino, entre lo bueno y lo malo, sin embargo cuando creces cobijado por la enorme fuerza de la matriarca, tu vida estará incesantemente marcada por el lado femenino que curiosamente solo las mujeres descubren años más tarde. Punto de partida para tener por filosofía que la existencia humana está más allá del sexo.

Ya entrada la noche y con el sol tocando las arenas del Pacífico, el aire se cargó de humedad y comenzó a llover, no sé si a ruego de miles de grillos que muertos de sed atestiguaban el final de un verano envejecido que me dejó por profecía la canalización de mi energía masculina sobre la fecundidad, hecho simbolizado por una espina de maguey apuntando hacia el occidente según aquel atrapasueños que pende sobre mi cabeza, y aunque nunca he sido fetichista a partir de esos meses de verano he podido controlar de una mejor manera las puertas dimensionales de dicho universo sin temer a quedarme atrapado o derrochar la vida y la integridad espiritual.

Tranquilo, noches mas tarde llegué a la conclusión de que la primera vez que me asomé por el universo de lo femenino fue un 14 de julio del año 83.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Fusilando a Lorca

Hace ya tanto tiempo
que no recuerdo su rostro,
La vida nos pegó fuerte
Y nos dejó desmenbrados.
Sin ánimo de sudar,
Sin gota de amor profano,
con recuerdos inventados
y el hocico amedrentado.

Hace tan poco tiempo
las manos se me secaban
sobre tu bendito cuerpo
de tanta humedad salada.
Los ánimos me devuelven
un humor de yerbafina,
el viento de la mañana,
y una gota de agua fría.

No sé la verdad qué pasa
al cuarto para las doce,
se me esconden las caricias
y se me asoman los celos,
el desierto de saliva
se me atraganta a lo lejos,
y no tengo una noche íntima
ni un horizonte de perros.

Y dejo ya de escribir,
fusilando a Lorca estoy,
sin medidos octosílabos
ni rima ni ritmo ni amor.
Y esto no puede ser
pues la luna, luna ,luna
me reclama una vez mas
que en esta fría mañana
al río no la he de llevar,
porque sí tiene marido,
y su honor a de vengar.

Hace ya muchos años
que no recuerdo tu rostro.
La vida me pegó fuerte
y el sentido se escapó,
mi olfato se me cayó
en una séptica desmemoria,
y este fusil sin balas
no me hace ser comedido,
haciendo pasar por míos
los versos del andaluz,
porque hace ya tanto tiempo
que no recuerdo mi rostro,
la memoria se confunde
con el plagio y la creación
y quiero pedir perdón
pero no se ya ni como
pues hace ya tanto tiempo
que se me fue la razón.

Marco A. Rivera Chávez

sábado, 6 de junio de 2009

El otro Yo

El otro yo
"Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le llenó de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: “Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable”.El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo".
Mario Benedetti, 1981

jueves, 14 de mayo de 2009

Paracaídas

La muerte es un lugar común dice el título de un libro de Tomás Eloy Martínez, no lo he leido, pero tiene razón, no hay algo más cotidiano, absurdo y natural que la muerte, está por todos lados, en los parástios, en los coagulos, en una bala, al atravesar una calle, entre las sábanas; en los lugares comunes en donde todos nosotros decimos aquí no llegará nunca.
El dolor y la sozobra es gratuito, indeleble, inevitable; la única incongruencia es la negación del hecho por excelencia, diría Levinas: La muerte. Esa misma que resulta en la aporía perfecta, el colofón de una comedia estúpida, la debacle de un poema épico. Necesariamente todas las historias terminan con ese actante: la heroína se suicida, el loco al volver a la cordura se infarta, el héroe vuelve a casa a recibir Su abrazo, en una estepa a caballlo, empalado o en una cruz a cararcajadas.
¿Y dónde queda la vida entonces? decía Francisco Aragón que está en la flores, en ese ramillete que celebra el fin de la inocencia, el que anuncia la noche en que las hembras salen a cumplir el rito, esa ceremonia de verano anunciadora del advenimiento de la fertilidad...
Todo sale sobrando menos el silencio, lo anhelamos, pero ya no sé que hacer con tanto silencio, al final eso se aguanta lo que no se aguanta es que ya no estés, ni esas ganas de reir ni ser el complice... se reventó contigo la subida, de ahora en adelante solo es restar y aminorar la debacle con este paracaidas de tu ausencia.

Marco Antonio Rivera

sábado, 9 de mayo de 2009

Las Hadas Asesinas




Las hadas asesinas

Dicen que a Baudelaire, en el 48, se le vio por las calles de Paris con un fusil en las manos arengando a las multitudes a intentar la revolución. Se sabe también que la noche anterior el señor de los paraísos artificiales había ingerido algunas copas de ajenjo, bebida verde que según palabras de Thomas de Quincey, es el menstruo de las hadas asesinas. Combinación mortal: revolución y ajenjo; al parecer la más original revolución decimonónica fue propiciada por los ardores del hada verde. Se sabe que Rimbaud la tomaba al igual que Alfred Jarry, el mismo que murió de una sobredosis del verdoso menstruo: poética justicia para aquel que creo la estética del absurdo; pues absurdo fue, sin duda, morir de verde, en ese mar verde y con esa muerte verde; sinestésico desenlace, de ahí los versos de Lorca, verde que te quiero verde, verde viento, verde agua. El verde marcó también a Edgar Poe, los demonios que lo atormentaron en sus noches de delirium tenían el rostro verde, verde era la baba de sus difuntos y el olor de sus masacres en aquellos polos árticos insólitamente verdes.

Los naturalistas y los realistas no eran muy coloridos, salvo las sonrojadas mejillas de Fortunata al ver la virilidad de Juanito Santacruz y el bucólico adulterio de Bovary teñido en un rosa recatado, los colores desaparecen de sus textos, los cuales se sofocan de luz, un exceso de luz que alumbra y descubre el color del sexo escondido, siempre velado y difuminado en descripciones eufemísticas sobre penes erectos y vaginas dispuestas.

El universo del sexo está por todos lados en las páginas decimonónicas pero nunca se dice directamente, no se nombra. La novela rosa, tan cara a Torres Bodet y a Valery, nace del ocultamiento del color del sexo dispuesto; a Emilia Pardo Bazán se le atragantaban las palabras, las descripciones se le amotinaban cuando alguna de sus heroínas se excitaba, un recato sumamente elocuente, pero nada distinto al de Baudelaire imaginando celestiales ninfómanas o al de aquel adolescente que descubrió en los verdes de África que traficar con humanos era un negocio en decadencia. Del sexo es difícil hablar pero de la muerte, la autodestrucción, de la violencia es fácil.
Lorca decía que el color verde es el color de los gitanos, explicaría después que el verde es el color de la muerte, decía que cuando un toro embestía a un torero el mundo se tornaba verde, verde el mundo, la mar y la montaña, verde la sangre que fluía de la cornada y verde era la muerte que embestía en los tercios. Según palabras de la hermana de Rimbaud éste tenía la pierna verde al retornar de su viaje por África, verde también es el color de los Románticos españoles, Bécquer, hiperbólico siempre, solo entendía el mundo a través de unos ojos verdes.

Es curioso que las mejillas sonrosadas de los bebés que mordía en su delirio pedófilo Lautremont fueran las páginas más negras de la literatura francesa del diecinueve, y es curioso también que en el verde mar donde Maldoror copulaba con tiburones, fuera el mismo verde que deslumbró a Gauguin cuando se hartó, al igual que el autor del barco ebrio, de la Europa sonrosada, fascinada por aquellos días por el fervor de la novela de princesas y marquesas, de príncipes y atletas positivistas, los mismos que inventaron aquello de que el verde es vida, pues es el color de la naturaleza y de la salud vegetariana.

Nietszche amaba los colores, pues odiaba el gris del cinismo europeo y la estupidez pangermanista, por eso al final de sus días, recluido en el psiquiátrico decía que el color de la vagina de su madre era ocre, como los pueblos secos del medio oeste norteamericano: el universo sin color, sin vida. En los últimos meses de ese siglo de contradicciones la hermana de Nietszche hizo lo imposible por retirar el último libro de su hermano de la librerías italianas y alemanas, era demasiado y se decía demasiado, sin embargo dos ejemplares se salvaron de la censura familiar: un ejemplar lo adquirió un psicólogo austriaco discípulo de Freud y otro un periodista inglés, curiosamente apellidado Green. Siglo sinestésico, no cabe duda.


Marco Antonio Rivera.

domingo, 3 de mayo de 2009

Concisión

Concisión: Es lo que define la naturaleza del poema, del aforismo, de la canción; en apenas unos versos el universo entero de una historia, sus resonancias, los acordes, los sonidos y las descripciones. Las interpretaciones se multiplican por la adicción a la repetición. Una canción podemos escucharla cien veces en un día, y a día siguiente descubrimos otros sentidos, otros sonidos. Una jukebox entonces se transforma en hipertexto, las relaciones se vuelven imposibles pero a la vez congruentes, la jukebox mezcla sonidos, referencias, categorías, las relaciones verbales y los sonidos, los significados y los géneros: un universo de sentidos en apenas un gigabyte.
Marco Antonio Rivera
De la colección Jukebox por encargo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Lo que quisiste ser

¿Qué necesita un ser humano para no
apartarse de sí?

¿A qué distancia está mi mano
de la gente que conocí?

¿Qué le ha faltado a la verdad
para quererla disfrazar?

¿Por qué un bufón llena el lugar donde hubo un sitio para amar?

¿Por qué fingimos confusión hasta acabar con la razón?
En fin, no sé cómo decir

que todo ha vuelto a ser normal,
sólo si sé que no eres yalo que quisiste ser.

Cuando mis ojos se hacen aire con tristeza pienso en el mar,
porque mi tiempo es la distancia recorrida para olvidar.

Y veo un dibujo del amor
saltando a un cielo sin color,
buscando un mundo por rastrear
y una ansiedad, y otra ansiedad.

Río del mar hecho a crayón
por quien aprende a dibujar.
En fin no sé cómo decir
que se ha arruinado la canción,
sólo si sé que no eres ya
lo que quisiste ser.

Veo tus brazos, que han llevado mil adornos sobre su piel
y han olvidado hasta que fueron
una historia de amanecer.
Y tú, en función de relucir,
dejas la magia humana y vas
a interpretar otro papel,
fingiendo para diferir.
No sé si es desesperación o humilde ya resignación.

En fin, no sé cómo llamar a esa versión de un pavoreal,
sólo si sé que no eres yalo que quisiste ser.

Silvio Rodriguez(1968)

sábado, 4 de abril de 2009

Juramento Nicolaita


Ser nicolaita
es ser hombre;
alentar al noble afán del conocimiento
y de la investigación de las ciencias,y de las artes;
tener el claro concepto de la cultura;
seguir venerablemente las huellas de Vasco de Quiroga
con fe en la humanidad y por el amor al hombre.

Ser nicolaita
es llevar en el corazón
el ejemplar espiritú de lucha y de sacrificio
que como más bella lección
nos dio nuestro padre y maestro Don Miguel Hidalgo.
Porqué solo quien da tiene derecho a recibir;
porque la libertad no se implora,
se conquista.
Él inició la construcción de nuestra nacionalidad,
México le entrega su gratitud.

Ser nicolaita
es ser pueblo y del pueblo,
como lo fue el gran Morelos,
el sublime Siervo de la Nación;
paradigma del civismo;
catedrático del valor indómito y consciente;
del auténtico desinterés titán de la historia,
pluma y espada de la justicia social.

Ser nicolaita
significa amar la vida, la tierra,
sus flores, las cosas de la naturaleza;
tal como lo hiciera Melchor Ocampo,
precursor del pacifismo.
“hablando y no matándonos
es como debemos entendernos”.
Él nos dio sus ideales y sus libros.
Los nicolaitas somos y seremos siempre,
la guardia de honor del corazón de Ocampo.

Por todo lo que somos:
alma y cerebro,
pensamiento y brazo…
ante el altar de la patria
que es nuestro Colegio de San Nicolás,
nosotros sus orgullosos hijos juramos:
estudiar; trabajar y luchar
a la vanguardia del pueblo mexicano
por su libertad y progreso;
mantener siempre alta la gloriosa tradición nicolaita.

Gustavo Gallardo, 1953.

domingo, 22 de marzo de 2009

Elogio de la Guerra

Pienso boca a boca
como vida de un ahogado
del cemento congelado
de ciudadesy pueblos.

Que si se mira adelante
al amor que nos arrastra,
al sentirnos respirando
se olvidarían las canciones de guerra
sobre las estatuas,
sobre los destinos,
sobre el largo espacio
que queda en camino.

Tiempo de morirse
es ese paso ensimismado
donde el hombre es condenado
a morir y a reírse.

Si algún visitante
de otra estrella nos hablara
con qué lengua escribiría
la metralla, las balasy el mundo?.

Este es un planeta doblado y despierto
que va a suicidarse para no estar muerto.

Pero que utopía
es que acaso el hambre cesa
o la muerte se detiene en el deseo de vivir?.

Qué golpe se ha parado?,
qué cabeza no anda rota?
y qué bomba ha dejado de caer en cada día?.

Que se vaya el sueño,
que se vaya el día,
que vuelvan blindados con artillería.

Silvio Rodríguez

sábado, 21 de marzo de 2009

EL doce de copas

Doce de copas

Teníamos el doce de copas bajo el brazo, y nos quedamos pasando las mejores cartas por miedo a errar la apuesta. Ya se oxidaron los engranes de aquellas borracheras; no sé la verdad, si se rompieron esos vasos, pero la memoria está anegada de sustancias que nada tuvieron que ver con el anaranjado místico, con las riberas a sepulcro abierto y los hermanos en la mierda.

Nos sentimos maestros de todo pero ninguno sabía enseñar nada y esa sonrisa que no supimos dar se nos pudrió en los entresijos, por querer ser la vanguardia de una legión de perdedores.

Y las enumeraciones se nos repitieron, y las imágenes se ahogaron de tan pesadas. De poético, en nuestra aventura, solo tuvo la despedida, pues a la mañana siguiente con los ojos hinchados nos reconocimos en la estupidez de ese filósofo que solapaba los fantasmas y arrullaba las traiciones.

Y los caballos trotaron para diferentes lados.

Al final, el cuerpo se desmembró por todo el este y el oeste, y gritamos, pero nadie dijo nada, el norte se nos hizo crepúsculo y por el sur tuvimos que tomar la vida por los segundos robados y las historias inventadas.

Muchos dijeron…

Si, es cierto…

Pero no dijeron nada.

Marco Antonio Rivera Chávez

viernes, 27 de febrero de 2009

Recuerdos Inventados

Apuntes de Clase

17 del 01 del 01


El indio, nos dice el profesor, es una novela descriptiva escrita por Gregorio López y Fuentes, hombre que cultivó simpatía por los hombres primitivos y el salvajismo. Cuando era joven, cuenta, en la selva chiapaneca, unos gambusinos guatemaltecos le rompieron las piernas después de haberlo torturado. La causas del suplicio se desconocen, pero desde esa eventualidad el autor se comparó reiteradamente con Cuauhtémoc. Pasado el trago amargo de tales analogías, sucesivamente, durante el periodo revolucionario, fue maderista, villista, constitucionalista, obregonista y callista. No fue un escritor sensacionalista, afirma el profesor, sin embargo habrá que decir que fue un muchacho fuerte a pesar de las contingencias de la guerra y de los ardores políticos. Fue autodidacta e universitario, diputado y orador. En sus ratos libres, reitera el profesor, cazaba venados, leía poesía y escribía novelas de difícil lectura. Se dice que su prosa es tediosa. Su biografía, escrita por un apócrifo, demuestra claramente, dice el profesor, como el quehacer político trunca radicalmente los hábitos literarios y los anhelos filosóficos. Esta afirmación es dudosa y ejemplos posteriores la desmienten, al parecer en el México posrevolucionario era condición esencial para la formación de un escritor ser político. Al final de la sesión el profesor nos dice que López y Fuentes murió viendo un atardecer.

25 del 01 del 01

El profesor afirma que José Revueltas escribió Los Errores utilizando las técnicas narrativas del realismo dialéctico, otros, dice, comprueban que aplicó con mucha fortuna la estética del realismo socialista, la cual aprendió por su lejanía con Adolfo Sánchez Vázquez, sin embargo el mismo Revueltas afirmaba que era realismo a secas, en oposición a las modas literarias tan dadas en aquellos años por endilgarle a la realidad fantasías que enajenan a las personas. Para entender la obra de Revueltas, nos dice el maestro, es necesario ir a la calle de Manzanares para ver a las putas caminar en círculos bajó las luces navideñas.
22 del 02 del 01

El escritor colombiano Caicedo fue heterosexual, después, afirma el profesor, se volvió homosexual, y debido a un chantaje perpetrado por su esposa se convirtió en pedófilo. El escritor, nos dice, en su juventud descubre que en los barrios bajos de Cali se toca la música de salsa. Desde esos días Caicedo, se convierte en un ser humano de excesos, de ahí el título de su primera novela Bomba Camará. Hay que perderse para encontrase y el maestro afirma que en vacaciones se encontró con esta novela y se la “chutó” de “un jalón”. Después de una descripción gráfica de los excesos de Caicedo el maestro nos habla de Enrique Gómez Carrillo, dando mexicano que sedujo a la Mata Hari, la gozó y después la delató con los alemanes. Amigo de Óscar Wilde es el primer mexicano en publicar guías turísticas de las mejores ciudades europeas. Para terminar la clase el maestro nos recuerda que las humedades en un texto literario siempre, y lo reitera tres veces, recordarán el universo de lo femenino.

25 del 02 del 01

Al iniciar la sesión el maestro nos reclama nuestra crueldad y nuestro desdén para con la literatura. A los libros, dice el profesor, hay que amarlos, el comentario que se hace de un texto, dice, es reproducción fiel de nuestra vida, de nuestra realidad interna, si la interpretación de un poema es nihilista es porque el interpretante es un nihilistas, si es ridícula, enfatiza el maestro, es porque el exégeta es ridículo. Después de la aclaración el profesor nos explica por qué Parmédines García Saldaña era “mariguano” y nos cuenta que una noche, hace mucho tiempo, en el barrio de la Candelaria de los Patos, se emborrachó con el escritor, el cual le confesó que se sentía muy angustiado después de que una noche había visto a una prostituta sentada en una silla, con las piernas abiertas, exponiendo su vagina en plena calle a todo aquel que quisiera mirarla. Visión fundacional, recita el profesor, arquetipo universal que quieran o no irrumpe en todos los tiempos y en todas las épocas: las putas están en todo lugar y en toda literatura, desde Baudelaire hasta Sade, desde la Bovary hasta Santa, desde la que estaba en las rodillas de Rimbaud hasta las ninfómanas de Bataille, aquella del rubor helado y la del altar de Manuel Acuña; en fin tantas y tantas putas, enumera emocionado el profesor. Las hetairas, concluye, gestaron entre sus piernas la buena literatura, la que nace caliente, la efectiva. Dos compañeros secundan emocionados la afirmación del profesor diciendo que sería un excelente tema para un trabajo de investigación.

26 del 02 del 01

La buena crítica literaria, dice el profesor, debe llegar al profundo saber universal de todas las cosas, o en su defecto, de todos los textos.

27 del 02 del 01


Hoy el profesor nos hace escribir una reseña crítica de un texto que no tiene autor, título ni información en la cuarta de forros ni en la solapa, no hay fecha de publicación, ni derechos de autor; nos dice que tenemos que inferir del estilo y las marcas textuales el origen, la época y el autor del texto, debido a que nosotros, con nuestra experiencia y nuestro saber enciclopédico (somos estudiantes de posgrado) debemos, con facilidad, ubicar y periodizar cualquier texto con solo leerlo. Transcribo el primer párrafo de la obra apócrifa:

“Y entonces me encontré en el camino más oscuro y difícil de mi vida, a media distancia entre los de allá y los de acá, pensando en si los climas hiperbóreos me harán la piel mas gruesa y menos burguesa, pues es sabido que la carne hace mal al hígado y eso ofende sobremanera la conspicua determinación de las púberes canéforas: ellas siempre se han movido por caminos misteriosos, reza la oración que ahora rezo, pues uno nunca sabe qué depara la aventura cuando se deja la casa y el sillón y se dobla la esquina en ese mar que comienza al mediodía...”

Algunos compañeros sospecharon que el texto era de la autoría del profesor, está igualito a como habla en clase, dijo una compañera, además de que el texto es demasiado misógino. Al final del ejercicio el profesor nos regañó, pues era imposible que no reconociéramos los rasgos estilísticos y estructurales de una obra maestra. Un compañero le pidió de favor nos dijera cómo se llamaba el autor de parágrafo misterioso a lo cuál profesor, dijo, no , se los digo después, ahora estoy espantado de la enormidad de su ignorancia.
Autor: el maestro Marco Antonio Rivera Chávez